Reseña: Metallica – Hardwired… to Self-Destruct (2016)


Han complacido a los fans de todas sus épocas, al reunir muchas influencias y sonidos. La forma en la que James ha jugado con su voz es muy buena.
Estética del Sonido
8.9
Narración y Discurso
8.6
Técnica de Producción y Mastering
9
Creatividad
7.5
Nota de lectores0 Votos
0
8.5
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Blackened Records // Productores: Greg Fidelman, James Hetfield y Lars Ulrich

Cuando todo parecía que Metallica terminaría sus días haciendo álbumes de thrash, el género que inventaron a inicios de su carrera, llega Hardwired… to Self-Destruct para reconstruir su historia de una forma inclusiva y ecléctica, intentando reunir en un solo álbum todas las influencias que definieron su sonido y logrando rendir un muy buen homenaje al metal. Si Death Magnetic (2008) fue su esfuerzo por volver a sus raíces, al pasado; Hardwired es el esfuerzo por construir un sonido para su futuro, un sonido condescendiente pero que a cualquier fan del rock o del metal le gustará.

Hardwired… to Self Destruct: Un álbum con el que reconstruyen su historia de manera inclusiva.

De manera muy interesante, Metallica ha querido, nuevamente, darle una vuelta de tuerca a su sonido, algo a lo que sus fans ya estamos acostumbrados aunque a veces no nos guste tanto. Intentando clasificar los periodos musicales de la banda, podemos dividirla en 4 momentos históricos: Su etapa thrash (1981-1988, 2008-2011), su etapa hard rock (1990-2000), su etapa nu-metal (2002-2003), y finalmente, una nueva etapa (2016-?) en donde abrazan todos los sonidos con los que han experimentado para reinterpretarlos con la maestría y experiencia que han desarrollado durante sus 30 años de carrera.




No es que en este nuevo álbum existan canciones específicamente de thrash o de nu-metal, más bien, la mayoría se podría clasificar como heavy metal y en cada una de ellas se aprecian diversos elementos que guiñen a otras bandas, sonidos y épocas del metal. De hecho, basta ver los covers que aparecen en el disco 3 de la edición especial del álbum para darse cuenta que intencionalmente han querido integrar en él a algunas de sus bandas favoritas (Iron Maiden, Diamond Head, Deep Purple y Rainbow), y esto es algo que se respira durante toda la experiencia que dura el disco.

Estética del Sonido

En general, se puede decir que los tracks del disco 1 son rápidos, furiosos y llenos de opacidad; especialmente orientados hacia el thrash, con solos de guitarra distorsionados y llenos de desesperación, mientras que el disco 2 del álbum es más progresivo, con canciones construidas de forma más compleja, lenta y oscura.

Las primeras sorpresas del álbum las encontramos en el tercer track, “Now That We’re Dead”, una canción mid-tempo que remite a “Reckoning Day” de Megadeth.  El siguiente track, “Moth in Flame”, evoca durante su épico coro, a Iron Maiden. “Dream No More”, el siguiente track que no habíamos escuchado como sencillo, muestra a Metallica intentando seducirnos con un sonido hipnótico y psicodélico; hay mucha rudeza, Black Sabbath y grunge en esta canción. «Murder One», es un obvio tributo a  Motörhead y a su líder Lemmy Kilmister. “Halo on Fire”, una de las mejores canciones del disco, revisita la era Load/ReLoad para mostrarnos nuevas facetas en la voz de James, al igual que la desértica “ManUNkind”, que por momentos pareciera haberse inspirado en “Hero of the Day” o “2 x 4”. “Am I Savage?” es uno de los mejores ejemplos para demostrar que este disco es un gran tributo al metal, con diferentes secciones que rememoran diferentes subgéneros, pasando desde una intro delicada que poco a poco explota hasta convertirse en industrial durante los últimos segundos de la canción. “Hardwired”, “Atlas, Rise!”, o especialmente “Spit Out the Bone”, manifiestan la desenfrenada esencia que hay en el alma de la banda.

En cuanto a la ejecución de instrumentos, todo el álbum está lleno de gratas sorpresas que fascinan porque muestran a los integrantes exigiéndose más y rediseñando el estilo que ya habían creado. Kirk, en muchos momentos, deja atrás sus clásicos legato solos para mostrarnos guitarras menos brillantes y más atrofiadas, que reenfocan el trabajo hacia algo más salvaje. Lars va jugando durante todo el disco con ritmos básicos y limpios como en Metallica (1991), y con cadencias rápidas que se cimentan en su doble bombo. Trujillo, lamentablemente, no sobresale en ningún momento. Hetfield, él es el que arriesga más, introduciendo diferentes estilos de canto para reflejar el precipitado sonido que le acompaña a su voz.

Este sonido precipitado y aturdido va muy de la mano con los temas que reflejan en las letras de las canciones: Desesperanza ante la autodestrucción de la humanidad. Horror, locura y muerte funden como pilares narrativos para mostrarnos el mundo post-apocalíptico que la banda intenta prevenir que lleguemos a él.

«Ir en camino a la paranoia. En el límite torcido. En camino a un gran destructor. En diseño de la condenación. Estamos tan jodidos. Mierda, salados. Conectados para auto-destruirse».

La mezcla del disco, muy lamentablemente, deja que desear. Después de dos desastrosos álbumes (en cuanto a ingeniería del sonido se refiere), esperábamos que Metallica pondría más cuidado a este aspecto, sin embargo, no ha mejorado mucho. No es desastroso el resultado, pero la compresión del audio y cómo ésto ha ensuciado el sonido, es notorio.

En 2003, el trabajo hecho en la producción de St. Anger fue duramente criticado por lo estrepitoso que se escuchaba la nueva tarola metálica de Lars, lo que terminó en que el productor Bob Rock no fuera llamado por la banda para su siguiente trabajo. En 2008, Death Magnetic fue recibido negativamente por ciertos fans al ser un trabajo con un sonido sumamente comprimido que mataba el rango dinámico del espectro de audio. Esta vez, con Greg Fidelman a la cabeza de la producción, ingeniería y mezcla; parece que no se ha podido mejorar mucho en este aspecto ya que nuevamente el audio suena comprimido, a tal punto que, en varios momentos los instrumentos dejan de poder ser percibidos por separado y se funden en una pastosa plasta de audio. (Dato para tomar en cuenta: Greg Fidelman ha sido ingeniero de Californication (1999), System of a Down (1998) y Audioslave (2002), álbumes que han estado envueltos en polémica por su excesiva compresión del sonido).

En conclusión, aunque no todo es perfecto, Hardwired… es un disco lleno de momentos brillantes que demuestran el verdadero músculo de la banda: la reinvención y creatividad. Metallica se ha redescubierto para mostrarnos lo titánica que es.

Metallica es una banda de thrash metal estadounidense originaria de Los Ángeles, pero con base en San Francisco desde febrero de 1983. Son considerados los creadores del thrash metal, género que combina los poderosos y oscuros riffs del heavy metal con la desenfrenada velocidad del punk. Desde la publicación de su segundo álbum de estudio, la banda ha estado envuelta en polémica debido a la inclusión de diferentes sonidos orientados hacia el «mainstream», algo que ellos consideran absurdo ya que simplemente han buscado plasmar sus ideas sin complacer especialmente a nadie.