Reseña: Cloud Nothings – Life Without Sound (2017)


Narrativamente es un disco interesante con excelentes mensajes, aunque el sonido es decepcionante después de habernos entregado 2 álbumes tan emotivos.
Estética del Sonido
6.6
Narración y Discurso
9
Técnica de Producción y Mastering
5.5
Creatividad
7.5
Nota de lectores0 Votos
0
7.2

Después de 2 discos feroces, emotivos y vibrantes, Cloud Nothings regresa para intentar consolidar su presencia en la escena alternativa mundial. Sin embargo, por alguna extraña razón, en esta ocasión la banda ha preferido tomar un camino más tranquilo y contemplativo, algo que se puede tomar como el primer tropezón en la discografía de los norteamericanos.

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Cloud Nothings, banda de Cleveland, Ohio, se ha convertido en los últimos años, en una especie de faro para muchas bandas nuevas de indie rock. Con sonidos desenfrenados y oscuros pero sumamente provocadores y pertinentes, la banda ha logrado sobresalir sobre las miles de agrupaciones que simplemente se pierden en el olvido al no lograr la suficiente conexión con el público. Cloud Nothings ha reinado donde últimamente a la mayoría le ha costado, siguiendo un principio básico y trillado: ser ellos mismos y dejar que el mundo se vaya a la mierda (un principio que recordemos, ha catapultado a muchas bandas, por ejemplo a The Strokes hace 16 años).




La historia de la banda, desde su primer disco, está íntimamente relacionada con la profunda conexión que los integrantes han logrado construir mediante letras poderosas que hablan sobre encontrar un lugar en un mundo difícil de comprender, y sonidos que retratan a una juventud ávida de estímulos y experiencias intensas. Cloud Nothings (2011), como se titula su primer material de estudio, es una obra divertida y subestimada que, aunque carece de solidez ya que es un disco de un power pop muy blando, logra transmitir mucha autenticidad. Attack on Memory (2012) y Here and Nowhere Else (2014), sus siguientes discos (más orientados hacia el punk), fueron los que realmente posicionaron en el radar a la banda, ya que ambos son álbumes cuasi perfectos que contenían poderosas composiciones dirigidas hacia una sociedad líquida: una sociedad diluida, dispersa e insípida.

Ahora, la banda ha lanzado al mercado Life Without Sound, un disco con las expectativas muy en lo alto, producido por John Goodmanson y distribuido nuevamente bajo el sello Capark Records.

Lamentablemente Life Without Sound falla. ¿Cómo la música puede fallar? ¿Cómo un artista puede fallar al momento de crear su propia obra? Específicamente en este caso falla porque la banda había tenido mejores acercamientos hacia la intención que estaban tratando de retratar: una intención de mostrar el vacío de sentido en la vida contemporánea. Si revisitamos Attack on Memory, considerada su obra maestra, podemos apreciar cómo la agrupación magistralmente logró capturar esta intención con voces desgarradas, guitarrazos al aire y un excelente manejo de la velocidad en las notas. Ahora, Life Without Sound parece intentar capturar la misma intención y ser una simple expansión, pero lo hace con un soso manejo de la velocidad (casi todos los tracks tienen tempos lentos), cantando con la preocupación de sonar afinado (o al menos así lo hace parecer el vocalista Dylan Baldi), olvidándose del mensaje, y con una preocupante falta de creatividad, sin arpegeos ni riffs memorables.

Desde que empieza a sonar “Up to the Surface”, primer track del disco, se percibe el cambio de orientación retomando sus primeras influencias de power pop. Conforme la experiencia avanza, el disco va dejando sentimientos muy transitorios; una experiencia plana que se desvanece inmediatamente al no tener la suficiente riqueza sonora para potenciar el discurso que Dylan ha plasmado en sus letras, las cuales afortunadamente se mantienen fieles a su tradicional forma de contemplar el mundo.

Justamente lo único muy destacable del disco es que, aunque narrativamente Dylan Baldi visita los mismos lugares a los que nos tiene acostumbrados (temas de desesperación y ansiedad por un mundo que lo oprime), lo hace de una forma ejercitada, es decir, con un notorio dominio y técnica de las palabras y los efectos que despiertan.

«Vi la vida en las sombras, en líneas extranjeras.
Conocí la paz en el terror».

De esta forma, si Cloud Nothings parecía ser parte de un movimiento de punk moderno, ahora la banda parece ser una mala copia del pop punk de principios de la década. Tal vez el retroceso no es tan marcado y estamos exagerando, pero sin duda no es una evolución ni una expansión de lo ya mostrado, quedando en un simple disco más de la banda, un disco muy mediano que no sabemos quién vaya a recordar.

Cloud Nothings es una banda de indie rock de Cleveland, Ohio. La banda era al principio el proyecto en solitario de un chico llamado Dylan Baldi, quien componía temas y grababa todas las voces e instrumentos en el sótano de sus padres, mientras que en vivo los interpretaba con una banda completa. La agrupación fue consolidándose con el paso del tiempo para pasar a ser ampliamente ovacionada gracias a sus lanzamientos Attack on Memory y Here and Nowhere Else, los cuales recibieron por parte de Pitchfork el estatus de Best New Music, y por otros medios diferentes posiciones en sus listas de lo mejor del año 2012 y 2014 respectivamente.